Cómo protegerte en un contrato de alquiler y evitar sorpresas desagradables

Cómo protegerse legalmente en un contrato de alquiler con cláusulas seguras Casatovar

Cláusulas inteligentes, respaldo legal y consejos prácticos para blindarte como inquilino o propietario

Firmar un contrato de alquiler parece un trámite rutinario, pero un simple descuido puede derivar en conflictos, pérdidas económicas o incluso problemas legales. Ya seas propietario o inquilino, hay formas muy concretas —y legales— de proteger tus derechos y prevenir sorpresas.

En este artículo te explicamos cómo hacerlo, qué cláusulas incluir y qué dice la ley para que puedas alquilar con tranquilidad y confianza.


1. Entender la Ley: tu mejor escudo

La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) es la norma que regula los contratos de vivienda en España. Su última reforma (Ley 12/2023, de 24 de mayo, por el derecho a la vivienda) introdujo cambios importantes: límites en las subidas del alquiler, plazos mínimos obligatorios y protección reforzada para inquilinos en zonas tensionadas.

Pero también mantiene algo esencial: la libertad de pactar, siempre que las cláusulas no contradigan la ley ni perjudiquen los derechos mínimos de las partes. Y ahí está la clave: incluir cláusulas adicionales que complementen y refuercen lo que la ley no cubre.


2. Cláusulas que marcan la diferencia (y por qué deberías incluirlas)

Hay cláusulas que, sin ser obligatorias, te protegen de muchos dolores de cabeza. Aquí te dejamos algunas de las más útiles y por qué funcionan:

🔹 Cláusula de revisión de estado e inventario

Antes de firmar, debe constar por escrito el estado de la vivienda y de cada elemento (electrodomésticos, muebles, pintura, etc.), preferiblemente con fotografías anexas firmadas por ambas partes.
Esto tiene fuerza probatoria ante un tribunal (art. 326 LEC) y evita reclamaciones injustas al finalizar el contrato.

🔹 Cláusula de actualización de renta

Aunque la LAU marca el límite y el nuevo IRAV sustituye al IPC, es fundamental indicar expresamente en el contrato qué índice se aplicará y cuándo. Si no se incluye, el propietario pierde el derecho a actualizar la renta durante el contrato.

🔹 Cláusula de reparaciones y mantenimiento

La ley establece que el arrendador debe hacerse cargo de reparaciones estructurales o que afecten a la habitabilidad (art. 21 LAU), pero permite que las partes acuerden cómo gestionar otras pequeñas reparaciones o averías derivadas del uso.
Una redacción equilibrada, que detalle plazos, canales de comunicación y límites de gasto, evita disputas frecuentes.

🔹 Cláusula de garantía adicional o seguro de impago

No basta con la fianza legal de un mes: se puede añadir un seguro de impago de alquiler o una garantía complementaria (art. 36.5 LAU). Esto da tranquilidad al propietario y demuestra solvencia por parte del inquilino.

🔹 Cláusula de resolución anticipada

La ley permite al inquilino desistir a partir del sexto mes (art. 11 LAU), pero puedes establecer con precisión cómo se notificará, con qué preaviso y si procede una compensación. Así, nadie se marcha sin tiempo para reaccionar.

🔹 Cláusula de visitas y comunicación

Una de las más olvidadas. Regula cómo y cuándo puede acceder el propietario a la vivienda, siempre respetando la intimidad del arrendatario (art. 18 CE y art. 7.1 CC). Evita malentendidos y conflictos personales.


3. Consejos prácticos que no aparecen en la letra pequeña

  • No firmes sin leer cada párrafo: el 90 % de los conflictos surgen por desconocimiento, no por mala fe.
  • Comprueba la titularidad en el Registro de la Propiedad antes de entregar dinero.
  • Exige recibos o justificantes bancarios de todos los pagos, incluida la fianza.
  • Pide que todo acuerdo posterior se haga por escrito; los “acuerdos verbales” son difíciles de probar.
  • Evita modelos genéricos descargados de internet: pueden contener cláusulas nulas o desactualizadas con la nueva ley de vivienda.

4. Protégete con una buena revisión jurídica

A veces, una sola línea puede cambiarlo todo. Por ejemplo, la frase “el inquilino renuncia al derecho de tanteo y retracto” (art. 25 LAU) puede ser positiva para el propietario, pero un riesgo para el inquilino si la vivienda se vende.
O una mala redacción en la duración del contrato puede hacer que se prorrogue más de lo previsto, o menos.

Por eso es recomendable que un profesional revise el contrato antes de firmarlo, incluso si ya está redactado. Un pequeño ajuste preventivo puede ahorrarte miles de euros y muchos meses de conflicto.


5. En resumen: la tranquilidad se construye antes de firmar

Un contrato de alquiler no es solo un documento, sino el marco de convivencia legal y económica que une a las partes durante años. Cada palabra importa.

Hay algunos trucos y estrategias legales adicionales que pueden darte aún más tranquilidad y protección —detalles que los profesionales sabemos detectar y ajustar en función del perfil de cada cliente.

Y si realmente quieres blindarte y olvidarte de todo, lo mejor es dejar tu patrimonio en manos expertas.
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